OpEd

La afición quiere rima, el electorado quiere ritmo, la República necesita funcionarios de profesión

Como sociedad hemos entrado en un año electoral importante, se han determinado las elecciones generales para la Asamblea de la República, de las cuales surgirá el gobierno, así como también se realizarán durante el otoño elecciones locales para Asambleas Municipales y alcaldes. 

Las organizaciones partidistas y electorales en su historia se conocen desde épocas tempranas, en Inglaterra, cuando la “Magna Carta Libertatum” o “Gran Carta de las Libertades” (junio de 1215) limitaba el poder absoluto del monarca, haciendo posibles las organizaciones partidistas con los Tories (tierra propietarios), los Whigs (herreros) o más tarde los Conservadores, los Liberales y los Laboristas. Las organizaciones partidistas y electorales modernas también surgieron en los Estados Unidos de América, con el Partido Demócrata en 1792 con Thomas Jefferson y luego con el Partido Republicano en 1834 con Abraham Lincoln, y además de las organizaciones partidistas, también se encuentran la organización electoral y sus fanáticos. conocido. 

En nuestro país, los partidos políticos ya han creado electorados netos fiables basándose en visiones del mundo, pero también en un gran fandom como si se estuviera celebrando un partido deportivo. El flujo de comunicación más típico con el electorado es entre estructuras partidarias, a través de las cuales se les hacen presentaciones y objetivos políticos, lo cual está estrechamente relacionado con la determinación y la pasión políticas. Mientras tanto, los fanáticos son abordados e invitados como apoyo durante las campañas, tal puede ser esa masa bruta no perfilada. Sin embargo, nunca ha bastado con ser considerado sólo como un interés para la afición, sino que las estructuras necesitaban entusiasmo y creatividad como necesidad para las ovaciones del partido. No es raro que los aficionados sean considerados el segundo frente de apoyo de las estructuras políticas después del electorado, quizás también por sus vínculos y su tamaño bruto. Los fanáticos se reúnen y apoyan por motivos de victoria y no por leer la política, porque piensan en la política como un deporte y no como una convicción y orientación, esta es la única diferencia entre el electorado y los fanáticos políticos. Los aficionados son los de eventos políticos, acciones de animación, exhibición de banderas y pancartas, materiales con textos, figuras u otras características con rimas políticas durante las campañas electorales, todo ello para mantener el ritmo del electorado en apoyo a las estructuras de los partidos políticos. 

Las políticas públicas creadas por las estructuras políticas dirigentes y gobernantes quieren mucha más transparencia y, al mismo tiempo, mucha más rendición de cuentas ante el ciudadano, ante el electorado, que es decisivo para determinar el resultado de las elecciones. Los partidos políticos, cuando pierden el poder a causa del voto electoral, y con él los privilegios, muchas veces han perdido el motivo de sus declaraciones, utilizando palabras insultantes y difamatorias contra figuras políticas, tal vez incluso contra los intereses de la República, juzgando que han sido trató la "injusticia", extrañamente, sentado confundido por la corrección mientras estaba en la oposición. Y para colmo, hay quienes consideran la pérdida de privilegios como una "injusticia", y no como una oportunidad de mejorar castigando el voto de los electores y aficionados por el mal gobierno. 

Cuando millones de estadounidenses votaron por el héroe de la Segunda Guerra Mundial, Dwight Eisenhower, como su candidato republicano a la presidencia, él utilizó una rima extraída del lema de la campaña presidencial de 1856 del candidato republicano John C. Fremont, que decía; "Tierra libre, trabajo libre, libertad de expresión, hombres libres", la rima y el ritmo utilizados por Eisenhower le ayudaron a derrotar al candidato demócrata, Adlai Stevenson. La rima y el ritmo se convirtieron en un precedente común de las campañas electorales. 
Más allá de la rima del ritmo, de las presentaciones de consignas políticas, la República necesita una emancipación política intrasocial que debe ser aceptada como una característica de la democracia, como voto y procedimiento; por el contrario, trae consigo voto electoral penal. Nuestra república parlamentaria necesita incesantemente funcionarios con profesión, integridad y conocimientos para una reflexión política valiente. Debimos haberles enseñado que las reglas de la democracia nos permiten la autocrítica, la crítica y la discusión como oportunidades de emancipación, y de esta manera se desecha el primitivismo parlamentario en nuestra República democrática. 

La República de Kosovo necesita tiempo para recuperarse de las heridas del pasado causadas por ineptócratas y el heroísmo de hacer lo correcto, como un deber nacional y estatal único.

(El autor es experto en relaciones internacionales)