En la ciudad de Ferizaj, se le conoce como "zapatero Qaush".
Ferat Topalli, desde niño, se dedicó al oficio de zapatero y ejerce este oficio desde hace 40 años.
Pasa más de la mitad del día en su bar, en el centro de Ferizaj, reparando distintos tipos de zapatos.
Además del trabajo, también se distingue por su pasión, que no se quita de la cabeza desde hace 20 años.
En el mismo oficio, este hombre de 68 años también trabaja desde hace 6 años en Suiza.
"Cuando era niño, comencé a trabajar como zapatero en Skopje, donde también aprendí el oficio de mi difunto primo, Sakip Topalli. Al principio empezamos a trabajar con pantuflas y luego con zapatos. Hago esta manualidad desde los 15 años. Trabajé mucho en Skopje y luego vine a Kosovo. También trabajé en Suiza durante 6 años en este oficio. Llevo 40 años en esta profesión. Desde hace más de 20 años coloco el plis. El plisado es un signo de nuestra herencia. Lo decido más cuando hago deporte. Pero incluso durante el trabajo estoy vestido, cuando los clientes vienen me dicen lo bien que estás vestido", dice Topalli.
Aunque ha disminuido el número de personas interesadas en reparar zapatos, Topalli está satisfecho con el trabajo que realiza. Dice que sus clientes habituales sólo están esperando que él arregle sus zapatos dañados.
Puede que los ingresos no sean tan buenos, pero se siente satisfecho con los ingresos mensuales que gana.
“Antes no había zapatos malos, eran de piel y más caros. Y hubo más trabajo, mientras que hoy son del material más débil y nos cobran hasta 5 euros por arreglar los zapatos. Antes era más difícil arreglar los zapatos y había más trabajo. Ahora el trabajo ha disminuido mucho, pero los mayores vienen a arreglar sus zapatos, mientras que los jóvenes no, porque no quieren arreglar sus zapatos con los zapateros. Los clientes están muy satisfechos conmigo y yo con ellos. Pasa que hasta 4 días me esperan solo para arreglarles los zapatos”, dice Topalli.
Hace todo tipo de zapatos. Esto demuestra que también transmite su oficio a sus hijos.
"Hago todo tipo de zapatos, bolsos, zapatillas, etc. No hago mucho para trabajarlos, los hago en 15 minutos. Mis hijos también están en la misma profesión, creo que seguirán en la mía. La herencia a los hijos es buena. La artesanía no está mal, no te dejará sin pan. No significa que tengas muchos ingresos, pero lo principal es no tenderle la mano a nadie", subraya Topalli.
Topalli no es un zapatero cualquiera, también se distingue por el deseo de tocar las cimas de las montañas del país y del mundo. El Kilimanjaro es la montaña más alta de África, que él mismo ha escalado. Mientras estuvo en Kosovo, dice que no hay ningún pico alto que no haya escalado.
"En 2010 conquisté el pico más alto del Kilimanjaro, de unos 6 metros de altura. Durante 4 días y 4 noches conquisté esa cima. En ese momento yo tenía 53 años. Fue difícil, pero lo logramos, éramos 7 personas y el primero fui yo de Kosovo. En Kosovo no hay cima que no haya conquistado", afirma Topalli.
El oficio de zapatero y escalar montañas, para Ferat, son inseparables. Cada uno de ellos tiene su propia importancia, afirma Ferat Topalli, quien, a pesar de su edad, no cesa su actividad ni un momento.