Los papeles que ella da vida en los escenarios del mundo no tienen nada que ver con Kosovo. Por supuesto, son historias universales, pero su viaje es único. En 2024, la soprano Elbenita Kajtazi llegó a su destino, la Ópera Estatal de Viena, junto a Saimir Pirgu como protagonistas de "La Bohème", pero un susurro en la sala rompe el peso no sólo de su éxito. El público comentaba que Mimì es de Kosovo, y todos los capítulos de su carrera parecen obra del bis cuando el público la trae de vuelta al escenario entre aplausos. De la misma manera regresa y conquista nuevos escenarios, porque ese era el sueño del artista.
Desde Kosovo, la soprano Elbenita Kajtazi ha aterrizado en los escenarios mundiales más prestigiosos de la música clásica. Este es su amor. Le basta con soñar lo que se propone lograr. En 2024 lo hizo también con lo que considera el "Olimpo" de los teatros de ópera del mundo: la Ópera Estatal de Viena. Debutó en ese escenario. Pero sus éxitos fueron múltiples.
De escenario en escenario y de papel en papel, la soprano con un nombre en el panorama operístico internacional ha puesto un pie, encumbrando su nombre e indirectamente el de Kosovo. Tanto es así que en el momento de su debut en la Ópera de Viena se rumoreaba que Mimì es de Kosovo.
Este fue un momento importante en su carrera, aunque ya se había construido su perfil como soprano que, como aprecia la crítica, sus interpretaciones son sinceras y siempre transmiten emoción.
La Ópera Estatal de Viena es uno de los teatros de ópera más importantes del mundo y con una larga tradición. Era el 28 de octubre, fecha que considera una de las más importantes de su carrera. Ese día interpretó el papel de Mimì de la ópera "La Bohème" de Puccini, donde actuó junto al tenor albanés Saimir Pirgu como Rudolfo. Regresó dos veces con este rol, el 31 de octubre y el 2 de noviembre.
En una entrevista para TIME, Kajtazi reveló momentos importantes de su carrera, fragmentos de emociones y éxitos. En el fondo se encuentra su compromiso incomparable de seguir siendo una voz inquebrantable en los roles a los que les da alma. Navega de uno a otro, sumergiéndose en estos personajes. También lo hizo con Mimi, pero no sólo.
Rememorando el momento, mientras habla con gusto, dice que fue una emoción indescriptible y difícil aparecer en ese escenario con la sala llena.
"Pero me he estado preparando para ese momento durante años y he estado esperando que llegue, pero aún así fue una emoción indescriptible. El público me recibió muy bien, pero nunca estoy satisfecha conmigo misma y siempre pienso que hubo cosas que podría haber hecho mejor, pero los tres espectáculos estaban completamente llenos y la sala estaba llena”, afirma.
Fue la antigua producción del italiano Franco Zafirelli la que lo puso en ese escenario. Mientras habla del papel, demuestra que el papel de Mimi no tiene un aria rimbombante que pueda ser aplaudida y el público pueda dar su respuesta. Pero recuerda que, aun así, hubo muchas ovaciones y aplausos del público.

"Es un papel que requiere calma, concentración y experiencia desde el principio hasta el final de la obra, porque Mimì es una chica joven, que al final muere de enfermedad y su muerte es tan tranquila, no rimbombante, como lo es la de Verdi. 'La Traviata'. Es muy tranquilo y realmente debe haber una atmósfera muy especial, pero Mimì muere con una sonrisa en el rostro y eso hace que el papel sea especial", dice Kajtazi.
Para ella su profesión no es sólo un lugar de trabajo. El arte de la ópera duerme en su alma. Aprecia especialmente la música de Puccini. Siente el papel en el alma, hasta tal punto que demuestra que hay momentos en los que no puede contener las lágrimas en escenas sensibles de ópera.
"La música de Puccini no te permite sentirte así, porque está muy bien compuesta, tiene una orquesta muy completa y el sonido te atrapa y es imposible no sentir algo. En el caso de Mimì es imposible, todavía no he llorado al final cuando ella muere y viene Rodolfo y la llama por su nombre una y otra vez. Puccini compuso el final tan bellamente que no se puede evitar la emoción. Y probablemente hay otros roles en los que a veces haces el trabajo como debería, pero no profundizas en las emociones", dice Kajtazi.
Mientras interpretaba la obra de Puccini en Viena, el famoso cantante y director de ópera español Plácido Domingo la elogió por su trabajo. La había sorprendido durante el intermedio de la obra, después de dos actos, y le había dicho que le gustaba mucho su forma de interpretar el papel.
"Le gustó mucho mi enfoque del papel y realmente apreció esta suavidad vocal a veces, porque Mimì es un papel lírico, realmente hay que tener una voz completa para interpretarlo, pero al principio abordo el acto de manera un poco diferente porque ella es tímida. Al principio, cuando conoce a Rodolfo, se muestra un poco cerrada. Y así la interpreté en el escenario y a Plácido le gustó mi planteamiento. Luego el tercer y el cuarto acto son un desafío para interpretar correctamente, por la orquesta, por el dramatismo que contiene, y realmente se necesita una gran movilización para interpretar bien el papel", dice la soprano Kajtazi.
"Soy quien soy porque vengo de este lugar"
Kaytazi camina con pasos seguros. Es la primera cantante de Kosovo que actúa en el gran escenario de la Ópera Estatal de Viena.
"Cada vez que se oye el nombre de Kosovo, dondequiera que vaya, recalco definitivamente que vengo de Kosovo, soy un albanés de Kosovo, y esto me hace sentir muy orgulloso. Especialmente en un país así, cuando se menciona que de allí provienen cantantes que saben actuar en la Ópera de Viena, en Hamburgo, en Berlín, en Ginebra o en Zúrich y en todas partes. Es una sensación maravillosa, porque ese siempre ha sido mi objetivo", afirma Kajtazi.
Su carrera es su pasión, el mayor amor por ella, mientras que la presentación del estado, es de gran valor.
"No se debe negar el lugar de donde venimos, porque ha dado forma a la identidad que tenemos hoy, al carácter que tenemos hoy. Soy quien soy porque vengo de este lugar. Tal vez expreso esas emociones y escenifico y actúo de esa manera, precisamente porque vengo de este país, porque he vivido cosas de este país y eso nunca se debe negar y de hecho siempre parece decirse muy alto", dijo .
Aunque rara vez visita Kosovo, nunca excede sus visitas a su país sin llevarle el espíritu de las óperas mundiales. Aunque en condiciones no dignas de él y en niveles paupérrimos en comparación con las salas en las que actúa.
El imperativo para la ópera y el público en Kosovo
En noviembre estuvo en Kosovo. Al quinto día realizó su "ritual". Realizado en el Palacio de la Juventud y los Deportes. La sala de conciertos es lo que más le preocupa. Con tanto talento desarrollándose en la escena musical, como en la propia música clásica, las condiciones siguen siendo las mismas.
"Creo que esto es triste, porque hay artistas que son maravillosos pero que son sensibles, y pueden verse afectados por esta situación y abandonar esta profesión por completo. Creo que la comunidad artística en Kosovo debería estar más unida, ser más estable y definitivamente debería hacerse algo. Estoy abierto a estar con ellos en todos los aspectos, y ha llegado el momento de hacerlo, porque hay que dejar de lado estas posiciones políticas de todos y trabajar por el arte y la cultura. Si quieren trabajar en esa dirección, entonces deberían unirse todos por un mismo objetivo", afirmó.
Tras la evolución del panorama cultural en el país, afirmó que la sala de conciertos debe diferenciarse de la sala de ópera. Que son temas completamente diferentes y que es imposible que la sala de conciertos esté en la ópera.
"No tiene por qué ser un escenario porque las piezas sinfónicas no son adecuadas para representarse en un escenario de teatro. Pero al menos tenemos la sala de conciertos y allí se puede hacer todo. Incluso cuando invitan a grandes artistas extranjeros, que son muchos, deberíamos tener un lugar digno para ofrecerles y que al menos tengan tiempo para cambiarse de vestuario. Deseo que todas estas declaraciones de los artistas no caigan en saco roto, pero lamentablemente hasta el momento esto ha sucedido”, afirmó.
Pero, según ella, el entusiasmo del público de Kosovo no difiere en absoluto del de otros países con una larga cultura musical.
"Es un amor diferente, es su apariencia, es esa mayor curiosidad porque te conocen desde que tenías 18 años y, por supuesto, han seguido tu carrera y tu trayectoria. Por eso, cada vez que vengo aquí tienen mucha curiosidad por saber en qué punto he llegado ahora o dónde he ido a actuar, qué repertorio, en qué punto de mi carrera me encuentro. Sin duda, también es el gran cariño que recibo de ellos y siempre después del concierto que tengo que saludar a cada uno de ellos, porque los conozco y son personas con las que crecí. Esto hizo que la actuación aquí fuera extremadamente especial", afirma Kajtazi.

De rol en rol hacia los sueños
Las transiciones de un rol a otro son naturales para él. Ha estado por toda Europa, en escenarios prestigiosos, en diferentes culturas musicales, diseccionando la literatura con obras maestras mundiales.
En julio actuó en la Ópera de Zurich con el papel de Liu de la ópera "Turandot" de Puccini.
"Puccini otra vez, Liu muere al final, así que es un papel que me ha traído muchos éxitos. También lo interpreté en la nueva producción en Dresde y los críticos apreciaron muy bien mi actuación y mi apariencia en este papel, porque requiere una emoción muy especial. Hay tres arias y la segunda aria es especialmente dramática y conmovedora, mientras que la tercera aria es el momento en el que ella se sacrifica por su amor, que es Calafi", dice Kajtazi.
Dijo que es un papel que siempre interpreta con mucho gusto porque le va muy bien a su voz.
"Logro hacer realidad los largos 'legatos', luego también el dramatismo del final, y siempre vuelvo a ello con mucho gusto. En Zurich fue una producción bastante moderna pero estas producciones son más complicadas de realizar porque a veces en ciertos momentos te hacen ser más frío, según los deseos del director, pero aún así con Puccini es difícil serlo y actúas con frialdad, y en el El final fue muy bonito", afirma la soprano kosovar que ha dado alma a muchos papeles importantes en la música operística.
Actuó como Sophie en "Der Rosenkavalier" en el Teatro Municipal de Santiago, en "Hansel y Gretel" en Essen y como Pamina en "La Flauta Mágica" en Semperoper Dresden durante el 2014. En el verano de 2016 debutó en el Festival. de Salzburgo como miembro del Proyecto de Jóvenes Cantantes, cantando con la Orquesta de la Radio de Múnich.
En la temporada 2018/19, Elbenita Kajtazi debutó en la Ópera Estatal de Hamburgo como Nannetta en "Falstaff" y como Susanna en "Le nozze di Figaro". En 2020 debutó en la "Opéra National de Bordeaux" como Violetta en "La traviata". Pero esta es sólo una de las historias que la famosa soprano ha construido en el escenario internacional.
Este año regresó a Zürich con la ópera "Le nozze di Figaro" de Mozart, mientras que en la Ópera de Hamburgo donde es artista residente formó parte de la ópera "Manon", obra maestra de Jules Massenet. Se dice que es uno de sus papeles más desafiantes hasta el momento. "Manoni es uno de los papeles más desafiantes que he interpretado hasta ahora porque hay cinco actos en total y desde el momento en que Manoni entra al escenario hasta que termina, donde muere, ella siempre está en el escenario. Es un papel desafiante porque vocalmente tienes que poder cantar las 'coloraturas', ser una voz lírica, ser una 'soubrette', significa que tiene todo lo que una soprano necesita para desempeñar ese papel. Pero lo más desafiante es el hecho de que está en francés", dice la soprano de Mitrovica que ha sorprendido al público con sus extraordinarias interpretaciones en los principales papeles operísticos en los principales escenarios europeos.
Un año más, a Elbenita Kajtazi le siguen otras misiones que espera cumplir. Primero como madre. Y sobre el escenario promete que la actuación será tan mágica como hasta ahora.
Elbenita Kajtazi ha llevado a Kosovo consigo al escenario mundial. Si hay que escapar de este lugar para llegar a la cima, la soprano tiene una respuesta clara. "Cada uno debería perseguir su sueño y si sueña con actuar en los grandes escenarios del mundo, entonces ¿por qué limitarse?", afirma la soprano que no tiene límites hacia los grandes escenarios.
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